Change to English?
Si
Ruta Samurái

Guerra y Paz. Amor y odio

Curiosidades y experiencias en la primera etapa del viaje por Rusia

Guerra y Paz. Amor y odio
12 de julio de 2010

13 de julio de 2010. 2:06 am, en un hotel de Yekaterinburg, Rusia

Hoy ha sido un día durillo pero bastante interesante. Salimos a las 9:00 am desde un pueblecito llamado Sim (situado entre Ufa y Yekaterinburg). Ayer tuvimos que parar en ese pueblecito porque había un incendio en la carretera y se formó un gran atasco. Mientras nos paseábamos por el pueblo con la moto en busca de algún sitio para dormir, la gente nos miraba como si fuéramos auténticos extraterrestres. Nos hemos encontrado de todo, gente que te saluda e intenta entablar conversación, otros que se giran al ver la cámara del casco, algunas niñas que salen corriendo atemorizadas en busca de su madre. En general me he sorprendido de ver que la gente se muestra muy prudente y por lo general no se atreven a acercarse mucho hasta que no nos ven sonreír y saludarles. Pero pasar desapercibidos como en Europa es imposible.

El caso es que nos encontramos con dos chavales (en un 4×4, de esos que regalan…) y estos nos indican que los sigamos hasta el hotel del pueblo. Cuando llegamos al hotel, montamos el típico show de cada día, balbuceos en ruso, dibujitos en papel y onomatopeyas de todo tipo y color para conseguir hacerles entender el tipo de habitación que buscamos. Al final nos la dejaron en 800 rublos más 40 por el parking (unos 22 €). Entramos a la habitación (que hacía un pestazo a calandraca considerable) y vemos que no hay ducha. Nos dicen que tenemos que lavarnos en una especie de sauna con unas palanganas y unos cazos. No tenemos fotos (llovía y me dio pereza sacar la cámara) pero puedo asegurar que el lugar era de lo más pintoresco. La sauna era una caseta destartalada rodeada de cabras y cosas oxidadas por doquier.

Al día siguiente nos despertamos con el placer de haber dormido sabiendo que España era campeona del mundo, una visión que se desvaneció en cuanto escuchamos la incipiente bocina de un tráiler de 40 toneladas que bajaba sin frenos por un puerto de montaña. La gente del pueblo salió a ver el espectáculo y a la espera del desenlace feliz o la catástrofe. Al final consiguió esquivar unos 30 coches y no hubo muertos ni colisiones con grandes explosiones. Después del breve momento de excitación nos ponemos a cargar los bultos y a empezar el viaje rumbo a las montañas Urales.

Los Urales no son la panacea, pero la verdad es que lo hemos agradecido bastante. Tanta carretera recta y llanura se hace un poco pesado. La montaña es siempre más divertida, las curvas te obligan a moverte un poco encima de la moto y suben la adrenalina. Si a eso le añades que hoy iba escuchando uno de mis grupos favoritos “Radiohead” y que a ratos se ponía a llover a lo bestia, el resultado es sumamente placentero. Otra gracia y desgracia de viajar en moto es que podemos oler los sitios por los que pasamos, aunque poder oler los Urales con lluvia es otra pasada.

A la hora de comer hemos parado en un pueblo llamado Miass y luego hemos seguido hasta Karabash, un sitio que me ha llamado la atención por su aspecto inhóspito. Montañas de arena negra, escavadoras viejas abandonadas, chimeneas muy altas, agujeros humeantes. Una combinación de colores irresistible para cualquier fotógrafo. Me podría haber quedado el día entero haciendo fotos de cosas oxidadas y abandonadas. Me recordaba a una de esas pelis rusas que retratan sociedades distópicas, en concreto la de S.T.A.L.K.E.R.

Las carreteras y los kamikaces

Llevamos alrededor de 10.000 Kms de viaje, de los cuales al menos 3.000 los hemos recorrido en Rusia. La diferencia de viajar en Europa a hacerlo en Rusia es abismal. Las carreteras han sido una de las mayores sorpresas que nos hemos llevado. Sabíamos que estaban mal, pero no tan mal como nos las hemos encontrado. En general no hay autopistas ni vías rápidas. Son todo carreteras convencionales de uno o dos carriles por cada sentido de la marcha. No están valladas, así que a veces te puedes encontrar a gente cruzando, perros que salen a ladrarte, caballos, vacas y ovejas… El estado del asfalto es alucinante. Como pasan miles de camiones al día, dentro de un carril hay dos escalones de unos 10 o 15 cm. de alto que corresponden a las rodaduras de los camiones. Es un fastidio porque para moverte con la moto dentro del carril tienes que tener cuidado al subir y bajar estos escalones. Hay un montón de agujeros, pavimentos rayados que hacen que se deslice la rueda de delante, vías de tren que sobresalen un montón. Además, hay un tráfico muy intenso, no respetan los márgenes de separación y te adelantan por cualquier sitio. Se hace muy dura la conducción y la velocidad media que llevamos es de entre 60 y 70 Kph.

Hace un par de días nos cazó un policía mientras hacíamos un adelantamiento a 134 Kph por una carretera de 80. Lo tienen bien montado, se esconden detrás de árboles (estilo viejuno) y desde lejos te apuntan con el cañón. Luego te paran y te enseñan la velocidad a la que ibas. Nos tocó volver a hacer el show y untar al policía con 500 rublos, aunque creo que se puede bajar aún más, por lo menos hasta 200 rublos. Hay que ir con cuidado porque si se enfadan quizás te quitan la documentación y te hacen perder un día o dos.

Ese mismo día Vicente y yo nos perdimos. Mientras yo paraba en el arcén, Vicente adelantaba a un camión y no lo vi pasarme. Al final, gracias a los walkis que nos patrocina Midland pudimos volver a encontrarnos. Lo peor es que con las prisas no pude parar en un buen sitio y se me cayó la moto al suelo. Aun así, tuve suerte de que no se cayera por la ladera…

Algunas cosas curiosas

Me ha sorprendido que en los menús de los restaurantes (aquí los llaman cafés) venga siempre especificado los gramos de los platos. ¡Es muy práctico! El alcohol también lo miden en gramos. Un chupito normal de vodka son 50 g. y uno doble 100 g.

Por lo general, los rusos que nos hemos ido encontrando son buena gente. Nos han ayudado a encontrar sitios para dormir y se han mostrado muy amables. Hay de todo, como en todas partes. También hay algunos más secos que nos ponen mala cara cuando ven que no hablamos ruso, aunque quizás lo hacen porque se ponen a la defensiva al no poder ellos expresarse en inglés.

No hemos visto ni un solo vehículo extranjero en todo lo que llevamos de viaje en rusia. Solamente algún motero como nosotros. Será por lo complicados que son los trámites.

El aspecto en general de los pueblos y ciudades es bastante deprimente. Hay muchas cosas oxidadas, derruidas y viejas. Los edificios son sencillos, poco alegres, me imagino que son un legado de la época comunista. Respecto al diseño y la estética urbana, hay muchas carencias, sin embargo, la gente viste bastante bien, le gusta arreglarse. Es un contraste muy obvio, sobre todo ahora en verano. Imagino que en invierno el escenario será totalmente diferente.

Antes de continuar...

Al hacer clic en "Aceptar todas", estás consintiendo que se guarden cookies en tu dispositivo para mejorar el sitio web y analizar cómo es usado.

Idiomas

Change to English?